Como ayudar a nuestras mascotas a adaptarse.
Partiendo de la base de que merece la pena, tenemos que decir que todo comienzo no es fácil, y que por supuesto no todo es de color de rosa.
Siendo sinceros, al principio después del gran cambio, tenemos que armarnos de mucha paciencia con el aprendizaje, además debemos ser conscientes que habrán días buenos y días no tantos donde hayan errores y algún que otro pequeño accidente o destrozo como se le quiera llamar.
Pero tranquilos que todo pasa y no llegará la sangre al río. Son unos días algo complicados que determinarán en un futuro las acciones de nuestro nuevo miembro.
Claves para lograr el buen comportamiento de tu perro.
Poco a poco se va encauzando todo con la ayuda de una buena rutina cargada de una buena dosis de paciencia, sumado a su cooperación, debemos decir que nos lo ponía día a día más fácil.
En principio como no pueden salir por no tener todas las vacunas, no pueden estar en lugares donde estén otros animales ni relacionarse con ninguno de ellos, porque sería muy peligroso para su salud. Lo cual dificulta bastante el comienzo de su aprendizaje.
Aprendimos que lo mejor sería reducir al mínimo su espacio y a su vez empapelar al máximo todo con empapaderas adiestrativas, que al ser tan pequeños no necesitan tener mucho espacio, ya que la mayor parte del tiempo la suelen pasar durmiendo.

Una buena idea, a la hora de salir a la calle vimos que era una buena opción meterla en un bolso tipo cesta que resultó gustarle bastante, y en el que estaba muy cómoda por el espacio y la buena respiración, llevábamos un mordedor para entretenerla, una pequeña bolsa con comida, una botella de agua y bajo ella una empapadera por si hubiera alguna pequeña fuga o accidente.
Por lo visto pronto asocian el bolso o la cesta con la calle y les encantan, Bella prácticamente era verlo e intentar meterse sin ayuda de nadie. Lo mismo le ocurría con el coche, en el que monta casi a diario, y para ello adquirimos una cesta para poder viajar con ella cómodamente, e igualmente le encanta, se pone ansiosa a la hora de entrar en ella. Estas pequeñas cosas aunque no lo parezcan ayudan bastante.

Con el paso de las semanas, van aumentando poco a poco su capacidad de retención que junto a la rutina diaria y mucha paciencia podemos adivinar a que horas suelen orinar o defecar minimizando así los pequeños accidentes.
Y una vez ya con las vacunas correspondientes y pudiendo salir es cuestión de coordinarlo todo e incorporar las salidas a su nueva rutina.

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